jueves, 20 de noviembre de 2008

miércoles, 19 de noviembre de 2008

martes, 18 de noviembre de 2008

martes, 11 de noviembre de 2008

Un misterio en casa de mi abuelo

Había una vez, un niño llamado Thiago, él tenía 10 años de edad y vivía con sus dos padres en Montevideo.
Un día sus padres se iban a ir de segunda luna de miel y tenían que dejar a su hijo con alguien por dos semanas y no sabían con quién. Después de discutir varias horas, el niño preguntó: - ¿Qué pasa mami?
Y ella contestó: - Nada, ¡no molestes!, mientras que lo señalaba con el dedo amenazador.
Ellos decidieron llevarlo con su abuelo, ¡Era la única opción! Mala pero la última.
Al llegar a la casa del abuelo, su padre y él lo estaban esperando porque nadie abría la puerta, de repente a parece una sombra bastante grande caminando por el pavimento.
Y lo primero que se le ocurrió a Thiago fue que era un monstruo gigante con ojos saltones. Por supuesto él miraba demasiados programas de tele, Ben 10, Naruto, Dragon Ball Z, etc.
Pero no era así, la sombra era el abuelo, y el padre dice ¡Qué viejo loco!
El padre fue a rezongar al abuelo porque la verdad que era un viejo imposible.
Al niño le encantaba ir a la casa del abuelo, porque su abu tenía una habitación para él solo.
A él le encantaba solo por eso, por nada más.
De repente llega a la casa una mujer que parecía loca diciendo ¡No hay agua, no hay agua, no hay agua……….!
La primera conclusión que saqué fue que estaba loca de remate.
Bueno, no era así porque el abuelo quería hacer un invento que involucraba al agua, que quería hacer soda.
El niño se aburrió de escuchar discusiones permanentemente, entonces subió a su habitación, y empezó a revolver los cajones de la casa, a él le encantaba mirar fotos de personas extrañas que eran sus parientes.
Al día siguiente encontró una caja que tenía colores raros, muy lindos, pero rarísimos; él no sabía ni que existían. Él como todo niño pensó en abrirla, pero tuvo miedo.
No sabía que hacer y la abrió porque de última no tenía otra opción.
Y de repente una cosa gris sale de adentro de la caja, Thiago no se dio cuenta que era por la hermosa y brillante luz que salía de ella.
Empezó a gritar ¡Ayuda abuelo! ¡Ayùuuudameee! Mientras que gritaba, muy fuerte y muy asustado; no se dio cuenta que el animal que había dentro era un indefenso ratón. Ese ratón era muy difícil de tener debido a que estaba en peligro de extinción; ¡Era mágico! Tenía sus superpoderes pues podía hacer muchísimos cosas como por ejemplo hablar, bailar, cantar, era increíble, por supuesto Thiago lo quiso tener porque sus amigos le iban a dar mucha más atención; pero el ratón le dijo que no podía, que tenía que mantener este secreto, es decir que nadie podía saber eso porque si no lo intentaría descubrir y querrían saber su misión que era salvar al mundo de la guerra que se iba a ocasionar en poco tiempo. ¡Era una especie de adivino!
El ratón le contó a Thiago que para conseguir que no ocurra tenían conseguir un cristal mágico.
Thiago quedó paralizado. Lo primero que pensó fue que todo era una broma, pero era todo verdad al ver que el ratón sacaba una armadura, se asustó.
El ratón abrió un portal mágico y lo atravesaron. Luego se encontraron con un hombre que les dijo: – tienen que encontrar el cristal mágico.
Luego de atravesar montañas, desiertos y selvas tenebrosas se encontraron con una serpiente que les dijo: - el diamante está ahí.
Ante la alegría lo tomaron y una luz brillante atomizó sus ojos… y, entonces Thiago abrió los ojos y vio que estaba en su cuarto y todo había sido un sueño.

Versión adapatada por: Sabrina Garaza, Germán Molina y Camila Gonzàlez

¡Otro Mundo!

Había una vez un niño llamado Martín. Un día se despertó, tomó la leche y se cepilló los dientes. Fue a la escuela cuando llegó, le pidió a la maestra si podía ir al baño y la maestra le dijo que si. Cuando se estaba lavando las manos, vio que el espejo temblaba, por curiosidad lo tocó y le traspasó la mano y ahí se asustó.
Estaba esperando que llegara la salida para ir a su casa.
Antes de irse a dormir fue al baño a cepillarse los dientes ¡en ese momento se rompió el espejo! y vio ¡otro mundo!, no creer lo que estaba viendo. Miraba lo que ninguna persona del mundo había visto nunca antes. ¡NO LO PUEDO CREER!-dijo Martín-.
Había leonas tomando té, perros jugando al fútbol, también había jirafas jugando a la escondida, pero lo que más me impresionó fue ver un gato con una mascota, pero esa mascota era un humano. Y en ese momento lo llamó la mamá para preguntarle que pasó. Él fue y le contó que se había roto el espejo. Luego se fue a dormir.
Al otro día se levantó y se fue al otro mundo a ver todo lo que había .Y justo lo llama la mamá, para ir a la escuela.
En la escuela le contó a su mejor amigo Max. . El amigo le dijo ¡ESTÁS LOCO!
Y él le contestó: -¡¡ no!!.
Ven que te lo enseño. Fueron al baño a la salida y él le enseñó el espejo, pero cuando le quería enseñar el otro mundo, la maestra le dijo que no se podía jugar en el baño y que lo habían venido a buscar.
Cuando llegó a su casa tomó la leche con pan con manteca y mientras tanto su hermana menor llamada Verónica miraba en la tele Patito Feo, la hermana mayor Josefina estaba en la computadora chateando con sus amiga/os, entre ellos Valentina, Nacho y Mariana.
Terminó la leche y se fue a jugar al Play Station 2.
Más tarde se bañó y fue a comer, luego se cepilló los dientes y se acostó.
Al otro día no resistió más y le contó a la mamá, al papá, a sus hermanos y a sus amigos, como no les creían él tuvo que mostrarles el otro mundo. Ellos quedaron muy asombrados. En ese momento todos entraron a ese lugar desconocido y empezaron a hablar con los animales.
Todos ellos mantuvieron ese secreto y pasaron meses y meses y juraron que jamás iban a revelar esos secretos...

Continuará

El cubo mágico

Hace un tiempo, una niña llamada Valentina que tenía tres años, fue a la casa de su abuela, porque sus padres se iban de vacaciones por una semana. Pero Valentina les dijo a sus padres que no quería ir porque no se divertía allí ya que su abuela era maniática de la limpieza.
Su abuela había regresado de España (de la Segunda Guerra Mundial), y había traído muchas fotos de familiares españoles; las tenía sobre una cómoda, debajo de un vidrio.
Valentina tenía muchas ganas de ver esas fotos, pero como era muy bajita no llegaba a alcanzar la cómoda. Cuando merendaba junto a su abuela le contó que quería verlas.
Mientras terminaba de merendar se le ocurrieron tres ideas:
La primera, era que su abuela la levantara pero, como era muy viejita no se podía mantener mucho tiempo parada.
La segunda, era que su abuela la subiese al mueble, pero tiraría todo y se iba a caer.
La tercera, era que se subiese a una silla pero iba a ensuciar el mueble y como su abuela era maniática de la limpieza la iba a rezongar.
Al otro día, la abuela puso algunas de esas fotos en un cubo.
Cuando Valentina se despertó, vio esas fotos debajo de una mesa y se le ocurrió verlas.
Cuando miraba esas fotos pasaba a un mundo fantástico, nada que ver con el verdadero.
A la mañana siguiente la abuela puso otras fotos en el cubo y Valentina también las quiso mirar, pero se dio cuenta que eran otras fotos.
Valentina pensó que era un cubo mágico ya que cada día había fotos distintas. Lo que no sabía Valentina era que su abuela cambiaba las fotos..
Cuando dormía la siesta soñaba que estaba con esos familiares españoles en ese momento.
Pero cuando se despertaba no se acordaba de nada de lo que había soñado, sobre todo con quiénes.
Valentina cuando tocaba cada una de las fotos viajaba al pasado, a la Segunda Guerra Mundial.
Cuando tocó la foto donde estaba su abuela mucho más joven luchando, contra los alemanes quiso luchar ella también para ayudarla.
Instantáneamente viajó al presente y descubrió que el cubo tenía un tiempo limitado para viajar al futuro o al pasado.
Cuando sus padres habían regresado Valentina les había contado toda su aventura.

Versión adapatada por: Fátima Álvez, Victoria Durán y Fernando Simionato

El mundo de la brújula

En el año 2063 un grupo de niños iban a un paseo. Cuando llegaron, escucharon voces, se fueron a fijar qué era, pero no había nada. Luego fueron a otro lado más cercano a las voces, y vieron una brújula que hablaba. La tocaron, brilló y se cerró.
Nadie se animaba a tocarla nuevamente, pero no la querían dejar ahí. Un niño se animó a recogerla, la guardó, y todos se fueron corriendo a un lugar lleno de árboles. La abrió, le habló y le dijo -si pudieras hacer que la flecha señalara al norte, nos conduciría al norte de ciudad de Las Brújulas; si señala al sur, nos llevaría al sur de la ciudad Las Brújulas, si marca el oeste, nos llevaría al oeste de la ciudad. Y si señalara al este, nos llevaría al este de esta ciudad.
Los niños preguntaron, -¿Cómo es ese mundo?-
Le respondió -vayan y lo verán- ¿nos pasará algo? -Háganlo y verán.
No todos se animaron a ir a ese mundo, solo tres se animaron, Lucas, Agustina y Christian.
Cuando entraron, vieron un cartel que decía, ¡Bienvenidos al Norte de las Brújulas!
Para guiarnos la brújula nos envió un guía, llamado Broncito.
Él nos mostró todo el Norte de la ciudad, tenía superbrújus (son supermercados en ese mundo), minibrújus (son minisupermercados en ese mundo), expobrújus (son expo galerías en ese mundo) y también tenía bancobrújus (son bancos o cambios) de brujiquitos (es dinero en ese mundo).
Fueron al bancobrújus y cambiaron sus pesos por brujiquitos. Así podrían comprar muchas cosas.

Fueron al minibrújus para comprar algo de comer.
Luego querían volver a Uruguay porque todo era extraño y no conocían a nadie, excepto al guía, pero se había ido.
Cuando llegaron al lugar donde fue la clase de paseo, ya se estaban yendo a la escuela. Llegaron a la escuela, y se dieron cuenta que el mundo (Las Brújulas) no era divertido porque no conocían a nadie, por eso volvieron.
Es mejor la amistad que se conoce.
Christian Aquino, Agustina de Horta y Lucas Barenchi

La casa embrujada

Había una vez una niña llamada Clara.
Ella vivía en un barrio muy bonito… pero no tan…
En frente había una casa que ella decía que estaba “embrujada”. En esa casa vivía un anciano llamado Hásper.
Sus vecinos eran sus mejores amigos, llamados Natalia y Franco, que eran hermanos. Ellos, los fines de semana jugaban en la calle a la pelota, ya sea fútbol; el monito y la manchada pelota. Cada vez que jugaban en la calle con la pelota tenían cuidado de que no se les vaya a la casa “embrujada”.
Pero un día sin querer a Franco se le cayó la pelota hacia el césped de la casa del anciano Hásper.
Entonces entraron a la casa de Clara para jugar en su computadora. Su mama los invitó a tomar la leche. Natalia y Franco le pidieron permiso a su madre para poder quedarse. Y observaron que la pelota ya no estaba mas en el césped de la casa de anciano Hásper. Se asustaron mucho. Ellos pensaron que la casa se la había “tragado”. Cuando volvieron a la casa de clara le comentaron a Clara que la pelota había desaparecido. Tomando la leche empezaron a pensar… que Franco tenía instrumentos de espía, y Clara dijo que los podía usar para investigar lo que Hásper hacía durante el día y la noche. Esa misma noche Natalia y Franco se quedaron a dormir en la casa de Clara y aprovecharon para usar el larga vistas de Franco par ver al anciano. Ellos no veían nada y se cansaron y fueron a dormir. En un momento Clara se levanto para ir a la cocina a tomar agua porque estaba con mucha sed y le pareció que la casa estaba convertida en un fantasma. Era loco, es verdad, Clara fue a contarles a sus amigos y que más le pueden haber dicho que ¡estas loca!. Ella dijo que era verdad pero para nada le creyeron. Y Natalia dijo: -estamos para vigilarlo- y Franco dijo –es verdad- y tomaron los instrumentos de espías y empezaron a ver que hacía. En realidad no veían nada, era todo normal.
A la mañana el anciano salió a su césped, era raro.
El anciano nunca salía, entonces los niños se levantaron rápido de la cama y fueron a preguntarle que pasaba en la noche. El anciano les dijo que no pasaba nada raro, solo que una vez estaba en una computadora y de repente salió un fantasma que le había dicho que no tuviera miedo, porque el era el espíritu de su padre el cual había fallecido hace muchos años. Y todas las noches vigila que nadie le robara la casa y nada que lastimara a su padre Hásper. Entonces como que en las noches se convertía en la casa para vigilar todo. Y los niños no sabían si era posible.
Luego cada uno fue a su casa y les contaron a sus padres, ellos no creían lo que sus hijos les estaban contando, así que los padres en la noche también empezaron a vigilar a la casa y ellos vieron que la casa realmente estaba transformada, pero después el anciano contó que no le tenía miedo pero al principio sí.
Pero logró superar su miedo al fantasma al igual que el dolor de la muerte de su padre.
En fin…los niños también habían enfrentado sus miedos de muchas cosas y lo lograron, y lo supieron entender.
Por las noches siempre saludan al la casa transformada y siempre el fantasma los cuida.

Camila García- Agustina Portela- Hernán Curbelo

Los cinco deseos

Había una vez un niño llamado Sebastián, que le gustaba mucho leer.
Se paseaba por todas las bibliotecas de la ciudad, en busca de un libro sumamente importante que tenía la página esperada.
Ese libro era como el “libro de oro”, era el mejor, se llamaba “Los cinco deseos”. Como bien lo dice te cumplía solamente cinco deseos.
Tenía dos mil trescientos cuarenta y cinco páginas, pero, solo una tenía el poder de cumplírtelos.
Las leyendas decían que había que abrir determinada combinación de páginas para poder cumplirse los cinco deseos.
Un día Sebastián fue a una de las mejores bibliotecas del país y preguntó si tenían el libro Los cinco deseos.
El señor le dijo que lo tenía, pero, que tenía que llevarle determinada cantidad de cosas para poder dárselo.
Sebastián preguntó:-¿pero…por qué?-
El señor contestó:- ¡Porque ese libro es muy pero muy importante y contiene la página esperada!
Y él le respondió:- Bueno, ¿qué debo traer?
- Tienes que viajar a:
1. Hawai y traerme una flor azul con cinco pétalos y dos hojas de palmera.
2. A las ruinas de Machu Pichu y tráeme un hueso de un indígena.
El niño partió en busca de los objetos.
Iba a tomar el avión cuando vio que éste ya había despegado. Cerca de allí había un hombre que vendía fuegos artificiales, tomó unos cuantos, se los puso en la espalda y contó hasta tres y… “fushhhhh”, despegó a toda velocidad hasta alcanzar al avión.
Luego se asomó a una ventanilla y un hombre que estaba mirando para afuera se asustó tanto que se tiró por la ventana. Sebastián aprovechó y se subió.
Llegó a Hawai y fue directamente a la selva a buscar la flor de cinco pétalos azules, la encontró y la guardó en un bolso que llevaba consigo.
Después de eso fue a la playa, se subió a un árbol que en vez de dar hojas o frutos daban chancletas hawaianas. Desde allí miró hacia todos los costados para ver donde había un árbol con hojas de palmeras. Se subió al árbol, tomó las dos hojas, miró hacia el mar y… ¡HABÍA UN MAREMOTO!, tomó una tabla de surf que había por allí y fue hasta el punto donde estaba el maremoto, se metió dentro … apareció en la cima de una montaña de Machu Pichu donde habían millones de huesos de indígenas. Tomó el hueso y subió a un barco rumbo a Uruguay nuevamente.
Cuando llegó al puerto vio una cantidad de carteles que decían: SE BUSCA NIÑO DE 13 AÑOS LLAMADO SEBASTIÁN.

Pero él no los vio, salió corriendo a la biblioteca a entregarle las cosas al señor de la librería.
El niño las entregó y el señor le dijo dónde estaba el libro de oro que tenía la “Página Esperada”.
Estaba en el sótano de la librería que media 1.000m2 y, por cierto era muy peligroso.
Iba camino al sótano, estaba a dos pasos de entrar y alguien misterioso le cerró la puerta en la cara.
Sebastián entró (con un poco de miedo) y comenzó a buscar el libro.
Estuvo una hora y media buscándolo porque el lugar era muy grande.
Encontró un baúl, lo abrió y apareció un payasito que decía: “Soy Emi, quieres ser mi amigo?”, Sebastián moría de la risa pero luego se acordó de la leyenda urbana que decía que el libro se encontraba en un baúl en el que había un payaso que se llamaba Emi.
De inmediato se fijo detrás del payaso y encontró el libro. Como era tan grande no le daba para recogerlo. Miró a todos los costados y cuando vio para abajo le pasó un trencito por los caños que hacia: “chuchu”.
Se asustó un poco pero le llevó el libro al señor de la librería.
Ahora el mayor misterio era encontrar “La página”.
Se fijo en el índice y había tres páginas misteriosas:
Una tenía forma de flor.
Otra tenía forma de hoja de palmera.
Y otra tenía forma de hueso de indígena.
Sebastián fue “inteligente” y abrió las tres páginas, así se formó otra que era la que te cumplía los cinco deseos!.
Pidió:
1.Ser el más rico del mundo.
2.Vivir en un Penthouse.
3.Ser rey de España.
4.Tener empleadas que les cumplan las cosas que quiere.
5.Ser el niño más feliz del mundo.
Así, se cumplieron cuatro deseos, y el de ser el niño más feliz del mundo!

Facundo Gallesio, Diego Moraes y Belén Martinez

MI MEJOR AMIGO ROBOTITO

Había una vez unos niños llamados Sofía, Mauro y Nicolás que iban a una matinée.
Cuando llegaron Sofía fue al baño, Nicolás la esperó en la cantina. Vio unas luces brillantes y cuando salió del baño, fue con Nico a ver qué pasaba y nos dimos cuenta que era un extraño robot.
Le preguntamos quién era. Nos dijo:- Robotito.
- ¡¡¡Qué extraño nombre!!!
-¿Quieres venir con nosotros? : – Sí, dijo rápidamente.
Pero después le dijimos: – te van a ver!!!
Y él nos dio la idea de disfrazarlo!!.
Después se transformó como si fuera un humano.
Y nosotros dijimos ¡¡¡huaaauh te puedes transformar!!!
Y nadie se dio cuenta que no era un humano.
Al terminar la matinée, le dijimos ¿a dónde iba a quedarse? Y él nos contestó que no sabía. Entonces nosotros le dijimos si se quería quedar a dormir en la casa de Sofía.
Robotito nos contestó que sí rápidamente.
Sofía se la llevó a su casa y ninguno de los dos pudo dormir porque los robots no duermen.
Cuando Sofía llegó a la escuela Nicolás le preguntó cómo estaba el robot.
Le contestó: -muy bien, pero yo no pude dormir
Y le dijo de turnarse para tenerlo en su casa.
Contestó que sí con cara feliz.

Una noche, vieron una luz que venía desde el cielo
era una nave espacial!!!!!!
Cuando llegó la nave le preguntamos a Robotito si eran sus amigos.
Nos dijo:- son mis familiares.
-Me vinieron a buscar!!!!!!!!!
-Pero no me quiero ir!!
Pasó unos días más hasta que nos dijo que quería regresar a su mundo: Mandemork.
Los niños le dijeron:-te vamos a extrañar mucho.
-Yo también a ustedes le dijo mientras subía a la nave espacial.
Desde arriba les saludaba.
Los niños se quedaron mirando hasta que la nave no se vio más.
Ese fue el cuento de Robotito.
Y este es el FIN.